Muchas son las fuentes que siempre han llenado a los
artistas de inspiración. Desde los tiempos más remotos hasta el momento actual,
el creador bebe de lo habitual y más cercano para darle forma en su mente y
transformarlo en un objeto que nos devuelve otra manera de ver el mundo, la
cual, a fin de cuentas, es el objetivo del artista.
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La Venus de Isaac Díaz Pardo mirando desafiante y picara al fotógrafo |
De esta forma Isaac Díaz Pardo señala el punto principal de
la existencia con un eje vertebrado atlántico por diferencia y por obligación.
Venus pertenece al subconsciente colectivo desde antes de que naciera como tal
y son los griegos los que la dan forma y la convierten en diosa, pero es Isaac el que nos la devuelve humana y gallega.
Por tanto, es normal que, como reconocimiento, Venus vuelva
a nacer en la pequeña fábrica de O Castro,
en un lugar cercano a esa concha
de arena que es la playa de Gandario, porque Galicia le debe tanto a Venus
desde los tiempos en que los antiguos gallegos las llamaban Cariño que, en la
mente de Isaac Díaz Pardo, no podía faltar la llamada a la diosa para que
proteja la aventura.
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La Venus de Isaac Díaz Pardo mirando el mundo desde su balcón. |
La iniciativa de O Castro como fábrica que plasmase la idea
de Isaac Díaz Pardo de llevar el arte más allá de los lugares elegidos para
ello es más importante de lo que en un principio parece. Pues no se trata de
despreciar en sí, por ejemplo, una
vajilla destinada a servir la mesa con cierto estilo, sino que se trata de
llevar el arte a cada rincón de la casas gallegas, recordando en cada una de
las piezas que el símbolo gallego más primitivo proporciona identidad a cada
figura que sale de O Castro: el dolmen.
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El dolmen como simbolo eterno de O Castro en la Venus de Isaac Díaz Pardo |
El artista nos enseña que Venus nos mira desde su atalaya y
nos recuerda que no hay nada junto al mar que no nazca de él. Ni la Torre de
Hércules, que necesita del mar para ser, ni el Camino de Santiago, que le debe
todo a las conchas venéreas que portan orgullosos los peregrinos, recordando
que, antes de que llegase la cruz, se veneraba el amor como fuente de vida eterna.
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